miércoles, 18 de marzo de 2015

Madre no madre

18 días, tercer sábado,  mis ojos ya no diluvian durante el día, las lágrimas se hacen presentes solo en las mañanas y por las noches, cuando comienza el día se siente bien el despertar tranquilo, aunque es extraño, habría jurado que hace 18 días escuchaba a los pájaros trinar -tal vez se aburrieron- todo va normal hasta que aliso mi cabello, levantar la cabeza hacia el espejo y encontrarme con mi propia mirada, acusatoria, apenada y casi muerta, es inevitable, la boca y las manos me tiemblan, intento respirar pero el aire es denso, y ya luego son los mocos los que obstruyen mis fosas nasales, hay días que puedo seguir peinándome mientras caen no menos de 5 lágrimas, otros no, debo soltar el maldito aparato, llorar como niña berrinchosa, lavarme la cara y continuar, es igual, todas las lágrimas duelen igual. 
Por las noches es distinto... por lo menos no tengo que encontrarme con mi cara, con esa cara de culo que me deja la última llamada que le hago en el día para no olvidar su voz, para que no se olvide de la mía diciéndole te quiero, así llego a mi casa, a veces ya con una lágrima que se escapó en el trayecto, por suerte mis gafas son oscuras y ya aprendí a secarme las mejillas disimuladamente.
Abrir la puerta no es difícil, entrar y cerrarla y luego escuchar, escuchar que...? no se oye nada, silencio absoluto, camino rápido para hacer ruido pero nada, si me detengo vuelve el silencio, se me cruza por la mente cuantas veces deseé esto, supongo que fueron muchas pero fue porque no sabía, se los juro que no sabia, que si el ruido desaparecía yo también lo haría. 
Hace 18 días subo las gradas azules de mi casa de cara hacia ellas, pensando en no se qué cosas, cosas que no me hagan llorar cuando llegue a mi cama, mi cama que está tal como la dejé, limpia, fría y sin gracia. De cara al techo las lágrimas se van por las orejas así que este episodio de llanto no dura mucho tiempo, más yo siento que el vacío se comió un centímetro más de mi alma. 
Un amigo fue capaz de captar mi mirada vacía, debo verme como me siento supongo, la descripción más parecida es que me arrancaron los órganos quedando sólo la piel, sin aparente magulladura pero rasgada por dentro, "tardará en sanar" dice mi amigo, no lo sé.  Que puedo saber yo, si mi cuerpo lo único que logra producir son lágrimas, ahora por lo menos con un horario mas aceptable.
Espero el día 19, es domingo y tal vez  pueda ver el color de su boca mientras me habla, prometo no llorar. (Con los dedos cruzados porque seguro lo haré)  
Hasta que llegue el día 20 y el espejo en las mañanas y el techo por las noches sean los únicos que saben cuanto duele volver a estar lejos. 


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