miércoles, 28 de octubre de 2015

Relación peso, nombre y efecto

 La única vez que pronunciaste mi nombre con todas sus letras fue para decirme que no tenías nada que ofrecerme, 
tampoco harías nada que me hiciera creer que caminarías de mi mano por senderos de aguas amargas o peor, nada que pague mis cuentas, monetarias o morales... 
Sin embargo, en el micro espacio de mi burbuja inundado de tu presencia, 
el precio de mis días sirve por tres de mis días mediocres, 
mi aval, por si alguna vez le dan valor a las veces que se respira con tal tranquilidad que el aire llega hasta el último rinconcito lleno de telarañas y monstruos de alcoba; 
Así es como imaginé querer, amando la sola intención de que vayas a decir algo por nefasto que fuera, 
que aunque no me busques yo te encuentre, 
que respires el mismo aire arriba de la línea al horizonte de mi ombligo, 
y que en alguna ocasión me mires, y esta vez pronuncies mi nombre completo para reclamar mis ojos como tuyos. 
Ilustración: Benjamin Lacombe 

No hay comentarios:

Publicar un comentario