miércoles, 28 de octubre de 2015

Versión a la plancha de encuentros fortuitos

En esta ciudad que ya no es mía, 
Cubre tu niebla mi niebla del espacio de mi no lugar, 
Lejos de mi cama te metes en ella 
Solos, entre un millón de megabytes
Calculas la compleja ecuación de los husos horarios para conectarnos en el albar de nuestro reflejo
Sigue mi mirada que no te mira, que te muestra el camino que mis manos como tuyas deben seguir, 
Callas para sentir mi piel en la piel tibia de tus yemas húmedas por el sudor detrás de mi oreja, 
Reclamas besos de boca abierta, siempre pidiendo que se abran más, Pero se empañan tus lentes cuando subo 10 puntos al calor de tu pecho, 
Sincroniza otra vez tu ángulo al mío, Puede ser que esta vez te ate con mi red de arañas leopardo pequeñitas, diminutas, que tejieron la puerta de este mi infierno al que solo mirando quieres entrar.
Fotografía: Roberto Girardi

Relación peso, nombre y efecto

 La única vez que pronunciaste mi nombre con todas sus letras fue para decirme que no tenías nada que ofrecerme, 
tampoco harías nada que me hiciera creer que caminarías de mi mano por senderos de aguas amargas o peor, nada que pague mis cuentas, monetarias o morales... 
Sin embargo, en el micro espacio de mi burbuja inundado de tu presencia, 
el precio de mis días sirve por tres de mis días mediocres, 
mi aval, por si alguna vez le dan valor a las veces que se respira con tal tranquilidad que el aire llega hasta el último rinconcito lleno de telarañas y monstruos de alcoba; 
Así es como imaginé querer, amando la sola intención de que vayas a decir algo por nefasto que fuera, 
que aunque no me busques yo te encuentre, 
que respires el mismo aire arriba de la línea al horizonte de mi ombligo, 
y que en alguna ocasión me mires, y esta vez pronuncies mi nombre completo para reclamar mis ojos como tuyos. 
Ilustración: Benjamin Lacombe 

sábado, 10 de octubre de 2015

Introspección de una mujer X

Yo soy aquella que lleva tres perfumes al salir de la ducha, de las que confía en el aceite de almendra detrás de las rodillas, soy la clase de mujer que el sudor le recorre por la mitad de los senos cuando estás on line, la que se relame los labios antes de bajar del bus por si aparece un príncipe en la puerta que quiera besarme, de las que se ilusiona en medio de la desilusión más putrefacta, de las que arrulla a las mariposas del estómago cuando las despierta cualquier pseudo artista al que aplaude solo su madre, de las que delira poesía erótica mientras camina por veredas empinadas, por el jadeo, me imagino; yo soy aquella mujer que aprueba la sumisión a nuestro propio pensamiento, de las que rompe los hilos cuando empieza a ser títere de un magnate con filtros para lucir bien, la que lanza miradas con el ánimo de ofender, la que se pinta las uñas magenta cuando hay que arañar espaldas nuevas, la que escribe lo que le gustaría leer y no encuentra, de las que detesta describirse porque las cualidades las llevo enredadas bajo la piel y sacarlas duele, soy y seré lo que jamás terminarás de conocer. 
Ilustración: Camila Al revés

domingo, 4 de octubre de 2015

Buscando un título en la caja de herramientas

Vestido de gris, el color de los hombres sin nombre, 
sombrero, reloj sin minutos, 
los codos rotos que le impiden dar de comer a los cerdos que imagina tener, sensible, 
lee restos de un periódico viejo, odia lo nuevo, escribe, 
recibe estímulo de los dioses que renunciaron al cargo, 
salió de la mezcla de un hombre cualquiera y una mujer nacida en solsticio, 
es un aliado del tiempo, 
caminante de atmósferas que traspasan puertas a otros mundos, aparece entre una luz flotante que enseguida se cubre de polvo, 
esta vez mi halo está en su paso, llega, 
abre su boca de grandes labios corazón, 
se acerca y me mira con los ojos del alma, 
la misma que conocí cuando supe de su existencia, 
la que me cambió el aire con ausencia de hidrógeno, 
se alimenta de mí y recoge mis momentos, 
cualquiera de esos que haya trazado un abismo frente a mis pies, 
las yemas de sus dedos entran en mis hombros y liberan el deseo que se empantanó en mis clavículas, 
respira y me eleva hasta la altura de su pecho, 
encanta mi aura con la gravedad de su sonrisa y en la calma raya mi espalda escribiendo el fin de mis días. 

sábado, 3 de octubre de 2015

Alfiletero

Estoy a horas de conocer una historia, una muy distinta a la que viví en este mismo instante hace unos días, las últimas miradas entre complicidad y lo que parecía amor, a minutos de recibir el último beso, a segundos de que el hasta mañana se convierta en hasta nunca.  
Ponemos las agujas en el fino hilo de las esperanzas, para que un jamás se convierta en un de pronto y hacerlo muy parecido a un para siempre, pero la ilusión es una puerta y la realidad es el viento, cuando menos lo piensas sopla fuerte, machuca tus dedos con tal fuerza que volver a entrar se hace imposible. 
Las mentiras te arrancan el aliento desde el ombligo, una sola vez pierdes la fe en la vida, un cuchillo de pan corta el cordón de la confianza y morirás creyendo que es mejor no creer.

Simple es el camino cuando no amas. 


Australia

Aún recuerdo la Australia strawberry de tu ombligo, tu sello, la que otras llaman mancha y para mí es una ambrosía, en perfecta sincronía hoy combina con mis labios rojo puta aroma coco escarcha, puerta del sin fin de gemidos provocados a través del frágil panel brillo medio contraste 100 de mi ordenador, la semántica de tu voz se acomoda lenta con la imagen estática de distorsión pixelada, parpadeos que detienen el tiempo, este tiempo que dice que estamos equivocados en las coordenadas que nos permitió vivir, viajamos paralelos mientras las falsas expectativas miran de reojo el culo de la ilusión, quedamos de acuerdo en vernos, en otra vida, en otro tiempo, en otro momento que esa línea en la que viajas choque con un asteroide y gire tu camino hacia mi.