Expropié hasta la última gota de inspiración que me pudiste dar,
la esencia de ti como numen, arrojada sobre las teclas y el pasto windows xp,
recoges de mis glándulas salivales el agua dulce de mi lenguaje,
mientras escribes palabras invisibles en las paredes de mi piel.
Un arma y una mirada hacia el lóbulo que derrite la consciencia,
arremete esta condena tan certera,
poder nunca, contemplar nunca, tu cuerpo nunca.
La historia de nuestros trazos,
con magia caducada y pólvora de hadas.
Queda tan solo la huella de un ardor de esta vida proleta.
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